( La problemática sobre la posibilidad del saber metafísico)
Desde la Antigüedad, la palabra “metafísica” hace alusión a un tipo de saber considerado superior al de la ciencia física, al tratarse de un saber de realidades, al menos hipotéticas, situadas más allá de la percepción de los sentidos.
Los objetos de estudio de la metafísica son: el ser, los entes en sí, en cuanto algo más fundamental que las meras apariencias fenoménicas; las causas del ser, la sustancia, como unión de esencia y existencia; Dios; al alma; etc.
Para conocer estas realidades, en la metafísica se atribuye a la abstracción, como operación de formación de los conceptos, la capacidad de captar la esencia, la verdadera realidad de las cosas, situada más allá de sus meras apariencias.
Mediante la abstracción, el entendimiento sería capaz de extraer la forma que unifica una multitud de objetos y de captar su esencia en un concepto universal; por ejemplo, el concepto ser humano, que se refiere a la esencia común a todos los seres humanos.
De este modo, el conocimiento metafísico se presenta a sí mismo como el conocimiento de lo necesario situado más allá de lo contingente. Este conocimiento es esencialmente intelectual, aunque se sirva en algún momento de contenidos sensoriales y aunque comience con ellos.
Una certeza absoluta solo se da en relación con verdades universales y necesarias; o sea acerca de verdades que permanecen como tales en todo tiempo y en cualquier lugar. De ahí que, como objeto del conocimiento verdadero, la metafísica sitúe lo universal como condición de lo necesario.
Los objetos materiales y perceptibles sensorialmente son, por su propia índole, cambiantes y múltiples, por lo que no caben verdades necesarias sobre ellos. Estas solo son posibles acerca de las esencias, que son universales y permanentes.
De acuerdo con el saber metafísico, en suma, conocer algo verdaderamente es conocer sus causas últimas. Y puesto que estas causas son cuatro (material, formal, eficiente y final, según terminología aristotélica), se establecen cuatro tipos de explicaciones o de fundamentaciones del saber verdadero:
*Explicación por la causalidad material, mostrando de qué está hecha una cosa.
*Explicación por la causalidad formal, mostrando cómo cierta propiedad de una cosa se deriva de otra propiedad anterior o de su propia esencia.
*Explicación por la causalidad eficiente, mostrando cuál es el agente y la acción que producen cierta cosa o determinado movimiento.
*Explicación por la causalidad final, mostrando cuál es el fin al que tiende una cosa o una actividad.
Después de las cruciales críticas realizadas desde el empirismo en los siglos XVII contra los conceptos fundamentales de la metafísica (sustancia, sujeto, causalidad, identidad, ideas innatas, etc.) y de la negación del valor científico de un conocimiento metafísico universal y abstracto por parte de Kant, la crítica a la metafísica en la filosofía contemporánea se ha llevado a cabo de diversos modos principales:
-Desde las corrientes filosóficas positivista y analítica anglosajona se reduce el discurso metafísico a puros sinsentidos lingüísticos.
-En las críticas procedentes del marxismo se presenta la metafísica como simple producción ideológica de determinada clase social.
-A partir de postulados neofreudianos o neoestructuralistas solo se ve en la metafísica la manifestación proyectiva de determinadas estructuras mentales o de ciertos mecanismos funcionales de nuestro inconsciente o de nuestro cerebro en niveles determinados de desarrollo evolutivo.
(D. Sánchez Meca y J.D. Mateu Alonso. 1 Bachillerato Filosofía. Editorial Anaya proyecto mundo. Madrid. 2022)