Hegel (1770-1831), figura principal del idealismo alemán, realizó el último intento de gran filosofía sistemática. Sus obras más influyentes son Fenomenología del Espíritu, Ciencia de la Lógica, Enciclopedia y Filosofía del Derecho, a las que hay que añadir sus Escritos de Juventud y sus Lecciones, que se publicaron póstumamente.
1. Hegel y las mujeres.
Hegel parte de que no se puede pensar el concepto de Humanidad tratándolo unitariamente, sino que en el seno de lo humano hay dos leyes: la del día- masculina, estatal- y la de las sombras- femenina, familiar-, cuyo continuum y colisiones forman la existencia misma de lo humano. No es naturalista porque ambas leyes no remiten a la existencia natural de los sexos, sino a su existencia en comunidades normativas, a las que Hegel llama “eticidad”. Los sexos tienen, sin duda, realidad natural, pero tal realidad está fuera de la única sustancia viviente, el Espíritu. Sin embargo, en la realidad espiritual, el sexo permanece como característica porque cualquiera que existe como conciencia pertenece a una de esas dos formas: es varón o mujer. Ser una cosa u otra quiere decir que esa conciencia acata una ley que no ha inventado y, quiera o no, en ella habrá de vivir. La división de los sexos resulta del orden de la Naturaleza puesto que la especie es dimorfa, pero no pertenece a él: cada colectivo arrastra su ley. El masculino es diferenciado y consciente; el femenino es genérico y “lo consciente de lo inconsciente”, es decir, más cercano siempre a la Naturaleza en sí misma.
Lo que unifica a las mujeres es la serie de figuras que se pueden dar dentro de su ley. Pertenecientes a la familia, está fuera de la ciudadanía y de los intereses universales. Tampoco tiene individualidad en un sentido fuerte: son la madre, la hermana, la esposa, la hija, es decir, figuras genéricas. Lo femenino ama y desea genéricamente, mientras que lo masculino lo individualiza. “En el hijo ha traído la madre al mundo a su señor”, afirma Hegel, La ley de la familia no contempla, en efecto, la individualidad, así como tampoco el deseo individualizado ni la reflexión en los intereses de la comunidad estatal. Por ello, Hegel afirma que las mujeres son “la eterna ironía de la comunidad”. Ejemplifica sus ideas analizando las tragedias griegas en la Fenomenología.
Los varones han de vivir para el Estado; las mujeres, para la familia. Sin embargo, dado que en su juventud los varones son remisos a su destino estatal, lo que los hace potencialmente peligrosos para la comunidad, y dado que se apoyan en las mujeres para evitar su propia ley, el Estado debe, mediante la guerra, promover su incorporación a las tareas que les son propias y borrar en ellos todo rasgo familiar. De no ser así, la decadencia acecha a cualquier sociedad en la que varones y mujeres, al no comportarse según sus leyes propias, perviertan la ciudadanía y los fines universales.
2. Texto
“Un sexo es, por lo tanto, lo espiritual como lo que se desdobla por un lado en la independencia personal que existe por sí y por otro en el saber y querer de la libre universalidad, en la autoconciencia del pensamiento que concibe y el querer del fin último objetivo. El otro es lo espiritual que se mantiene en la unidad como saber y querer de lo sustancial en la forma de la individualidad concreta y el sentimiento. Aquél es lo poderoso y activo en referencia a lo exterior, éste lo pasivo y subjetivo. El hombre tiene por ello su efectiva vida sustancial en el Estado, la ciencia, etc., y en general en la lucha y el trabajo con el mundo exterior y consigo mismo (...) . En la familia encuentra la mujer su determinación sustancial y en (la) piedad su interior disposición ética.
(...) Las mujeres pueden por supuesto ser cultas, pero no están hechas para las ciencias más elevadas, para la filosofía y para ciertas producciones del arte que exigen un universal (...) El Estado correría peligro si hubiera mujeres a la cabeza del gobierno, porque no actúan según exigencias de la universalidad, sino siguiendo opiniones e inclinaciones contingentes”
(G. W. F. Hegel. Principios de la Filosofía del Derecho)
3. Cuestiones para trabajar:
1. En la época de Hegel, las mujeres tenían prohibida la entrada en la Universidad para realizar estudios superiores, tampoco podían acceder a cargos de gobierno. ¿Cómo justifica el filósofo esta exclusión?
2. ¿Cuál es el destino de cada uno de los sexos según Hegel? ¿Sigue actualmente pensándose lo mismo? Señala ejemplos de continuidad de este tipo de pensamiento.
3. El ejercicio del voto implica “la autoconciencia del pensamiento que concibe y el querer del fin último objetivo” (objetividad en la elección de fines válidos para todos, universales). ¿Según el texto, serían las mujeres capaces de votar para elegir un gobierno justo? ¿Podrían ser jueces imparciales en los Tribunales?